Las mentes cerradas tienen un efecto multiplicador viral, instantáneo, contundente y -lo más peligroso- permanente. Parece que el deporte nacional de "mejor no hagamos nada" pasa de generación en generación para perfeccionarse y establecerse, antes en pláticas de café y reuniones y hoy también en redes sociales. El pesimismo no es el camino, es el sillón reclinable donde acumulamos el rencor, la frustración y aprendemos a echar todo a perder con algo tan sin chiste como nuestras palabras.
No hay acuerdo posible cuando la confrontación es la regla. No hay misterios... desde hace años sabemos que esto es así, algunos nos resistimos pero al final siempre terminamos convirtiéndonos. La magia es una ilusión, pero aunque sepas como se hacen todos los trucos aun puedes creer en la magia.
"Tengo razón en creer en cosas que ya nadie cree".
Vienen nuevas oportunidades y para aprovecharlas es necesario primero hacerse para atrás para apreciar la "big picture", para después cambiar el enfoque, replantear el plan maestro y planear cada paso.
La música que me gusta hacer es importante... aunque para muchos sea nada.
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