martes, 16 de noviembre de 2021

Opinión: Me equivoque.

Desde que me di cuenta que Rubén Rocha (morena) ganaría la elección para gobernador de Sinaloa y cuando advertí la simulación de muchos que decían andar en campaña con Mario Zamora (Va por México) estaba seguro de que habría sorpresas en los nombramientos de secretarios y subsecretarios, algunos directores y hasta jefaturas de departamento en el nuevo gobierno y me equivoque.

No hubo nombramientos de escándalo ni que dejaran en evidencia clara "la traición" de un grupo a su entonces candidato, pero de que hubo amarres y acuerdos para "dejar de hacer" está más que claro.

Aunque en la política de Sinaloa ya nada sorprende, si es preocupante que la traición sea la constante en las elecciones de los últimos 20 años. Si de por si es difícil confiar en los políticos, saber que no tienen mayor problema con traicionar a sus partidos y candidatos con tal de lograr posiciones, beneficios y espacios para tener algo de poder no deja de ser un enorme foco rojo.

La actual administración y la legitimidad que lograron en las urnas son prueba clara de que los políticos si pueden ponerse de acuerdo y el pertenecer a diferentes partidos políticos ya es un simple detalle sin importancia.

De poco sirve el voto si cuando no votas como vota la mayoría solo sirve para regalarle a "la oposición" unos cuantos espacios en el congreso que en lugar de funcionar como contrapesos terminan siendo comparsa. Claro, sirviendo a todos los intereses posibles menos los intereses del ciudadano de a pie, frase gastadísima pero altamente descriptiva.

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