Desde antes que de que iniciara el aislamiento por pandemia en marzo de 2020 mis sábados ya eran todos míos.
Hace años los sábados erán día de rockear con la banda desde las 3 de la tarde y hasta altas horas de la noche, y la madrugada era para platicar, escuchar música, algún CD nuevo y beber cerveza. Esos tiempos ya se fueron y no los extraño solo por nostalgía.
En Culiacán vivimos uno de los noviembres más benignos en cuanto a clima de los últimos años. Desde los primero días del mes hemos tenido temperaturas de menos de 20° por las noches.
Me gustá salir a un área de mi casa donde puedo estar al aire libre a tocar la guitarra, escuchar música, ver conciertos en vivo por streaming o ya grabados, sesiones de KEXP, documentales relacionados con el Rock y la música y similares... también tomar algunas cervezas y fumar vicio que tengo intrinsicamente ligado a esta actividad.
Lo medular del parrafo anterior es la parte de estar al aire libre y bajo el cielo estrellado sin un techo de por medio. Estoy convenicidos que la creatividad y las ideas fluyen de forma diferente al estar así, y me gusta creerlo.
Hay rituales para todo.
Por otro lado, estoy leyendo el libro "Como Funciona la Música" de David Byrne y estoy descubriendo que la música que he hecho los últimos 8 años no es la música que "quise hacer" sino la que el enfoque de tener canciones que funcionen para tocar en vivo me han invitado/forzado a crear. Para bien y para peor.
Hay realidades para todo.
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