Somos pocos los analistas de la realidad que estamos advirtiendo los efectos de la recién anunciada visita de Andrés Manuel López Obrador a Washington para entrevistarse con Trump. Somos menos los que sabemos desde antes de que se anunciara esa reunión que no tendrá ningún efecto positivo para nuestro país y somos todavía amenos los que podemos deducir las verdaderas razones que motivan a este evento y obligan al mandatario mexicano a salir del país por primera vez desde que tomo posesión.
Cada vez que Trump habla de AMLO se refiere a el como "su amigo"... un amigo que ha acatado todas y cada uno de las instrucciones que ha mandado vía Marcelo Ebrard o vía Tuitazos.
Están queriendo disfrazar la reunión es por el T-MEC y no es cierto. AMLO va porque Trump así lo dispone. La realidad y multiples coyunturas no dejaron espacio para negarse o sacarle la vuelta con alguna de las argucias a las que el tabasqueño ya nos tiene acostumbrados.
Los personajes -que hoy están en el gobierno- que acusaron a los gobiernos anteriores de hincarse ante el imperio yanqui van a tener que tragar sapos... otra vez, ya se les está haciendo costumbre.
No hay salida, pero hay altas probabilidades de sorpresas, seguramente Trump comprometerá a AMLO a servirle en todo lo que requiera para su campaña electoral que en las ultimas semanas se ha visto en riesgo.
Bienaventurados quienes creyeron que con puras buenas intenciones AMLO iba a poder cambiar como se manejan las cosas en el mundo, más bienaventurados quienes creen que las ideas revolucionarias de hace 40 años iban a tener algún efecto hoy.
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