sábado, 4 de enero de 2020

Como siempre.

Empezamos este 2020 igual que como cerramos el 2019, divididos, enojados, indignados y preocupados por lo que viene... como siempre.

El inicio de año trae cierto optimismo, la idea de un nuevo ciclo, y nuevos tiempos motivan a enfrentar los retos con una energía renovada y positiva, pero siempre hay un pero, porque nos gusta hablar de dientes para afuera y nunca tomar en serio nuestra propias palabras... como siempre.

La contaminación siempre nos ha preocupado, a veces más y a veces menos, pero lo que es un hecho es que necesitamos respirar y tomar agua para vivir. El problema es cada día más grave pero es un hecho que ningún país está haciendo nada y es un hecho que mientras las medidas para contrarrestar los efectos de la contaminación impacten el modelo de negocios de ciertas empresas ningún congreso va a legislar para cambiar la forma en que vivimos. Petróleo, automóviles, plástico, cada segundo somos más personas en el mundo y nuestra sola existencia contamina... y para complicar aun más las cosas hay varios locos que todavía creen que tener armas nucleares y hacer pruebas es una buena idea "por su seguridad" en el mundo... como siempre.

Discutir no es debatir pero es un hecho que no tenemos otra forma de arreglar nuestras diferencias, ni nos interesa hacerlo... como siempre.

Luego vienen los errores, esos que sabemos desde lo más profundo de nuestro ser que son nuestra culpa y responsabilidad pero que hacemos hasta lo imposible para no reconocerlo, eso es lo que tiene al mundo en el fango obscuro y mal oliente de la impunidad. Obviamente no todos los errores ameritan castigo ni cárcel, pero cuando no tenemos la decencia de hacernos responsables de nuestros errores mes mínimos es como entrenamos para hacer lo mismo con los errores más graves... como siempre.

Al final del día todo lo importante sigue ahí, aunque por años hemos intentado que "los importante" sean otras cosas... como siempre.

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